
La homosexualidad es la práctica de relaciones eróticas con personas del
mismo sexo. El concepto también se utiliza para nombrar a la inclinación hacia
dicho tipo de relación. El término gay
se utiliza para referirse a las personas homosexuales. En el caso de las
mujeres, también puede hablarse de lesbianas. Por otra parte, cuando una
persona siente atracción sexual por hombres y mujeres, se la puede calificar
como bisexual. La homosexualidad es una condición que suele generar
discriminación. Hasta hace pocas décadas, era considerada como una enfermedad
que, por lo tanto, podía curarse. En la actualidad, se entiende que la homosexualidad
es una elección o una condición natural.
La situación de los homosexuales, sin embargo, varía de acuerdo al país.
Mientras que en ciertos países pueden contraer matrimonio y adoptar hijos, otros
son perseguidos por su condición sexual y hasta enviados a prisión o condenados
a muerte. La persecución que sufren los homosexuales, sin embargo, comienza
desde la tierna infancia, en la propia familia y en la escuela, para luego
continuar en la universidad, en el trabajo y en un gran porcentaje de los
ámbitos de la vida cotidiana. Esto no quiere decir que no haya padres con
mentalidades abiertas, capaces de aceptar la homosexualidad como algo normal,
ni que todos los centros educativos y las empresas sean lugares hostiles para
quien siente atracción por personas de su mismo género; pero aún estamos muy
lejos de la total aceptación.
El descubrimiento de la propia homosexualidad es diferente en cada persona,
y puede ocurrir en diversas etapas de la vida, de acuerdo con la relación que
cada uno tenga con su sexualidad y con su plano sentimental. Algunas personas
heterosexuales afirman haber experimentado ciertas prácticas homosexuales
durante su adolescencia, tras las cuales comprendieron que se sentían más
identificados con su actual sexualidad; dicho proceso de descubrimiento es
natural y lo atravesamos todos, en mayor o menor medida.
Para la mayoría de los homosexuales, el momento más duro es el de salir del
armario, lo cual significa confesar por primera vez su homosexualidad a su
entorno. Dependiendo del caso, el primer confidente puede ser un amigo muy
cercano, uno de sus padres, o bien el primer amor imposible. Si bien se puede
considerar una acción, se trata de un paso extremadamente difícil para muchos,
tanto que algunas personas nunca se atreven a darlo. Salir del armario puede
acarrear terribles represalias por parte de aquellos que creíamos más cercanos:
hay padres que echan a sus hijos de sus casas y les niegan cualquier tipo de
apoyo, tanto sentimental como económico; hay amigos que deciden alejarse por
miedo a que su entorno crea que también son homosexuales. Sin embargo, se trata
de la mejor decisión, porque representa el único camino.
En 1973, la Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos, y en 1974, la
Organización Mundial de la Salud, determinaron que la homosexualidad no es una
enfermedad mental, salvo en los casos de “egodistonía”, es decir, de conflicto
por la orientación homosexual; "... el comportamiento homosexual dejó de
aparecer como conducta patológica en la International Statistical Clasification
of Diseases and Related Helt Problem décima revisión volumen uno, 1992 de la
Organización Mundial de la Salud. Esta exclusión implica considerar la
homosexualidad como una opción sexual, que hace parte de la orientación sexual
humana..."
La homosexualidad es una desviación sexual distinta a las anteriormente
explicadas. Durante muchos años estuvo clasificada como una forma de trastorno
sexual, o sea disfunción sexual, ya que se consideraba que la persona estaba
"enferma" mentalmente por lo que podía ser internalizada en
hospitales de Psiquiatría inclusive en contra de su voluntad. Con el paso de
los años, en el DSM III se excluyó como categoría de enfermedad mental y se
definió como estilo de vida y preferencia sexual que implica escoger personas
de la misma identidad sexual como compañeros de vida sexual, pero que no
necesariamente implican desajuste mental.

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